Hablamos con Ángel Maiña fundador, junto con su hermano Mikel, de la empresa familiar, MAIÑA ANAIAK, sobre las peculiaridades de un negocio, que se transforma como todos, pero que mantiene por su tamaño y características, el ritmo pausado pero necesario para unas relaciones cercanas con sus clientes. Relaciones que hacen posible experiencias inolvidables, como algunas de las que Ángel nos cuenta en la charla.
Aunque las anécdotas revelan momentos que darían para un libro, ahora ponemos el énfasis en una solución única para la seguridad y protección de los garajes. Se trata de un sistema fabricado por AGA, que garantiza un mayor nivel de seguridad gracias a la robustez del producto y a un mecanismo de cierre simultáneo con cuatro puntos de amarre, perfectamente distribuidos por todo el perímetro de la puerta, garantizando una gran resistencia al vandalismo.
“Algo que no tiene precio y que valoro de este negocio es cuando un cliente viene y te agradece el trabajo realizado. Cuando te cuenta que han intentado abrir la puerta de su garaje y, gracias al sistema de cierre instalado, no lo han podido hacer”, señala Ángel Maiña.
MAIÑA ANAIAK lleva más de 30 años trabajando en el sector de la carpintería y más de 15 realizando instalaciones de cerrajería en puertas de todo tipo. Su experiencia y el conocimiento adquirido durante estos años en la colocación de diferentes soluciones de seguridad, hace que la opinión de estos dos hermanos tenga un valor especial.
Con la cerradura de AGA, el ladrón tiene que dedicar mucho tiempo en el intento de robo
“El tiempo», afirma Angel, «es fundamental cuando se pretende forzar una puerta, sea ésta de una casa o de un garaje”. La cerradura de AGA obliga al delincuente a dedicar más tiempo en el intento de robo, sin olvidarnos de que el frente del cilindro está protegido con un disco de acero con tratamiento y giro loco que impide la perforación con taladro. Si el sistema está bien instalado (altura de la puerta) y los 4 puntos de cierre simultáneo se colocan para que el anclaje sea perfecto, se le roba tiempo al delincuente y se gana para el propietario”.
Y cuando hablamos de electrónica y cerraduras que se abren desde el móvil, ¿cuál es la opinión del profesional?
Ya hay cerraduras, sistemas de cierre que se activan de forma remota para puertas de garaje. Quizás cuando hay un extra de seguridad en el entorno, controles de acceso, video vigilancia, personal de seguridad…, en ese caso la apertura remota puede ser una opción. Cuando no es así, recomiendo la cerradura mecánica, es más fiable, la experiencia nos da la razón. Con el tiempo hemos tenido que sustituir sistemas de cierre electrónicos por mecánicos. Dan menos problemas, ¡las pilas se agotan!
Con respecto al producto, a la cerradura, ¿cambiarías algo para mejorarla?
La cerradura ha cambiado muy poco, pequeños detalles en el diseño de algunas piezas. Cuando una cosa funciona, y además funciona muy bien, para qué cambiarla.
Quizá el único detalle que destacaría es que ante la aparición de puertas lisas, cada vez más habitual, se tendría que incorporar en el pack, los complementos de metal necesarios para sujetar correctamente las varillas de cierre a la superficie.
Por lo demás, sigue siendo un sistema que el profesional puede instalar de forma fácil y rápida, en una o dos horas, por regla general.
Seguro que han sido muchas las anécdotas ocurridas alrededor de este mundo de la seguridad, las puertas y las personas, ¿cuál de ellas recuerdas con más agrado?
Es cierto que son muchas. Instalar cerraduras es el lado positivo de este negocio, sin embargo cuando te llaman para abrir una puerta, sea la policía, bomberos o los propios dueños de una vivienda, a veces, lo que hay detrás de ella, puede sorprender a cualquiera.
Me quedo con lo ocurrido un día en fiestas de Bergara. Eran las tres de la mañana. Cuando llegué, encontré a los bomberos esperando para ascender con la plataforma hasta el lugar por donde debía acceder a la puerta de la vivienda. Ya allí, pude abrirla evitando su destrozo para alegría de los propietarios. La noche acabó bien, me invitaron a la fiesta y terminamos todos brindando con champán.
Ángel Maiña